Autor: epm

La diabetes afecta a millones de personas alrededor del mundo, y la necesidad de mejorar la calidad de vida de los pacientes es más crítica que nunca. Tradicionalmente, la monitorización de los niveles de glucosa en sangre ha dependido de métodos invasivos, como las punciones digitales y los sensores subcutáneos. Estos enfoques, aunque efectivos, resultan incómodos y dolorosos, lo que afecta tanto el bienestar físico como emocional de los pacientes.

Además de las molestias diarias, estos métodos limitan la posibilidad de hacer un seguimiento continuo y preciso de los niveles de glucosa, clave para prevenir complicaciones graves a largo plazo. Esta necesidad de un control más eficiente y menos invasivo ha impulsado la búsqueda de soluciones tecnológicas innovadoras.

Hasta el momento el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en imagen médica se ha desarrollado con el objetivo de resolver tareas específicas como, por ejemplo, en la detección del cáncer de próstata. Esto presenta una serie de limitaciones tales como, datasets limitados o retrasos en la validación de algoritmos de IA.

Estos algoritmos ya desarrollados pueden generar falta de confianza y promover la aparición de sesgos. Es necesario dar con herramientas metodológicas y tecnológicas que agilicen la validación de estos algoritmos.

Las enfermedades neurológicas representan uno de los mayores desafíos de la salud pública a nivel mundial. Convirtiéndose en la primera causa de discapacidad y la segunda causa de muerte, estas patologías afectan a una parte significativa de la población, y su prevalencia está en constante aumento. De hecho, el Congreso Mundial de Neurología, celebrado en octubre de 2023, mostró cifras como: el 40% de la población global sufre algún tipo de trastorno neurológico. Se estima que esta cifra se duplique para 2050 si no se implementan nuevas estrategias y tecnologías para su manejo. Este panorama plantea una amenaza considerable para los sistemas de salud, que corren el riesgo de verse sobrepasados si no se toman medidas urgentes.

Una de las diez principales enfermedades frecuentemente asociadas con el envejecimiento es el agrandamiento de la próstata, Hiperplasia Prostática Benigna (HBP), que ocasiona una disminución de la calidad de vida y un importante gasto de recursos en asistencia sanitaria.

Los Síntomas del Tracto Urinario Inferior (STUI) afectan tanto a hombres como a mujeres, y en 2018 se estimó que los STUI afectan a 2.3 billones de individuos, lo que es casi el 46% de la población mundial.

La resistencia a los antibióticos es una de las 10 amenazas señaladas por la OMS (enlace a OMS ). Estudios demuestran que en 2050 será más letal que el cáncer y ocasionará la muerte de 10M de personas. Además, supondrá un coste de 100 trillones dólares a la economía global. La clave se encuentra en un correcto diagnóstico de antibióticos, por lo que es necesario el desarrollo de soluciones tecnológicas que aborden esta situación.

Una de las diez principales enfermedades del adulto mayor es el agrandamiento de la próstata (hiperplasia prostática benigna u HBP), que ocasiona una disminución de la calidad de vida del hombre. Para diagnosticar esta enfermedad la asistencia sanitaria tiene la uroflujometría como prueba objetiva, que mide el flujo urinario. Los flujómetros tradicionales muestran una serie de inconvenientes. 

El SAHOS es un problema de salud habitual, el cual se manifiesta por bloqueos recurrentes en la vía respiratoria superior mientras la persona duerme. Estas obstrucciones llevan a interrupciones frecuentes del sueño, resultando en una calidad de descanso deficiente y una disminución en los niveles de oxígeno en la sangre. Estos fenómenos pueden repercutir en la salud cardiovascular a largo plazo. Es crucial enfatizar la importancia de una detección precoz y la implementación de tratamientos efectivos para aliviar los síntomas del SAHOS y minimizar el peligro de sus graves efectos secundarios.

Una de las diez principales enfermedades del varón adulto mayor es el agrandamiento de la próstata (hiperplasia benigna de próstata o HBP) que ocasiona una disminución de la calidad de vida y un importante gasto de recursos en asistencia sanitaria.

Los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) son aquellos que afectan al almacenamiento y vaciado de la vejiga. En los últimos años se han realizado diversos estudios epidemiológicos a gran escala con el objetivo de evaluar la prevalencia de STUI y de cómo afecta a la calidad de vida de las personas. Por un lado, se ha reportado un grado muy alto de alteración de la vida diaria de las personas afectadas, incluyendo problemas psicológicos como ansiedad y depresión y una carga financiera. Por otro lado, se ha reportado que STUI afecta a más de 60 % de hombres mayores de 60 años y aproximadamente al 25 % de los varones de más de 40 años.

El manejo de las patologías de la vía urinaria inferior se basa, fundamentalmente, en el análisis de los datos del diario miccional, uroflujometría (UF) y sintomatología del paciente. Cuando se trabaja con diarios miccionales escritos y técnicas tradicionales, la micción puede verse influida por una serie de factores externos, ya que las pruebas se llevan a cabo de forma hospitalaria e implican que el paciente orine en un uroflujómetro, lo que resulta invasivo y poco natural, al requerir una evacuación “a demanda”, que no reproduce estatus natural del ciclo miccional para él/ella. Usualmente, el estrés de la prueba ocasiona resultados no representativos.

Una de las condiciones médicas más comunes que afectan a la población envejecida es la osteoartritis (OA), particularmente en la rodilla, lo que a menudo conduce a la necesidad de una artroplastia total de rodilla (TKR). La rehabilitación de la marcha juega un papel importante en esta cirugía. Desafortunadamente, el seguimiento necesario para una rehabilitación efectiva es un desafío debido a la falta de recursos y la presión asistencial. Esto deja a muchos pacientes sin el seguimiento necesario, afectando gravemente su calidad de vida y autonomía.