En la actualidad el sector sanitario enfrenta desafíos sin precedentes, intensificados por la pandemia de COVID-19. La interrupción de servicios médicos esenciales, como las cirugías programadas, ha puesto en evidencia la urgente necesidad de innovación y adaptación. La saturación del sistema sanitario, sumada a la creciente demanda de servicios de salud digitalizados, demuestra la actual incompatibilidad entre la capacidad de respuesta del sistema y las necesidades del paciente. Esta brecha se amplía aún más por la imprecisión y pérdida de información durante las interacciones entre pacientes y profesionales de la salud, donde se estima que entre un 10 y un 20% de los datos se pierden en la transcripción. Ante este escenario, el reto es doble: cómo mejorar la eficiencia y calidad del seguimiento postquirúrgico y cómo incorporar la tecnología para optimizar el sistema sanitario.